sábado, julio 7

El leñero hot

El otro dìa, vino el tipo de la leña, a descargar las toneladas que necesitamos en mi casa porque, puta viejo, el invierno acà es duro. Claro que yo no sabìa que iba a llegar precisamente ese dìa porque el acuerdo habìa sido para el dìa siguiente. Pero por esos contubernios de la carta astral, tocaron mi puerta ese dìa en particular. Me encontraba yo en la comodidad del dormitorio de uno de mis padres, con el volumen del televisor a toda raja, viendo el "I`m Going To Tell you a Secret" (cierto documental de Madonna) y cantando con mis pulmones ahora mas limpios que antes porque no fumo hace tanto tiempo, las notas de "Like a Prayer". Sì, como buen pinko que soy, me encanta Madonna.
-----
Ahì estaba yo, en toda mi gloria musical (no soy desafinado y no canto tan mal) creyèndome la diva en su mejor momento, cantandole a mis miles de fans inexistentes, cuando un ruìdo molestoso me devolviò, de la manito, a mi realidad tan austral. Sonaba el timbre.
----
- Puta la wea, ¿¿quien chucha es?? Por la mierda.-
---
Bajè las escaleras, raudo y consternado, no me gusta recibir visitas despuès de almorzar porque me baja todo lo que es el sueño y la pachorra crònica. Abrì la puerta, estaba èl, en toda su gloria poblacional, rico como nunca, con el overol de siempre, esa prenda tan casual, pero tan instigadora de mis pasiones que no han conocido receptor en mas de un año. Despuès de todos los traumas pasados, veo que no estoy muerto: aun me caliento. I`m human baby.
---
- Hola, que tal - le dije, mientras no podìa evitar violarlo con los ojos. "Like a Prayer" seguìa sonando en mi cabeza. Es extraño pero nunca puedo pensar exclusivamente en una sola cosa, solo fumando un pito en confianza con mis primos logro evadirme de mi mismo, incluso cuando estoy teniendo sexo no puedo dejar de pensar en lo que voy a hacer mañana o en una semana mas. Neuròtico.
---
- Hola, vengo por la leña, ehhhh (...) pasè porque ando con una leña mejor, mejor de la que les iba a traer mañana, no sè, no sè si te interesa, son $ 35 mil - me dijo indicando el camiòn estacionado en la calle.
---
Mientras lo escucho, lo observo bien, miro su pelo negro crespo que no me gusta mucho, su cara de niño que me vuelve loco, sus cachetes rojos que para mi son como un fetiche porque me recuerdan al sexy judoka que nunca conquistè, su aspecto de haber quedado estancado en la escala social apenas a los 23 años, lo que le da un toque salvaje y bestial que me calienta aun mas. Como los obreros. No es flaite, no es picante, de hecho se expresa y desenvuelve bien, es normal, pero tiene ese aspecto de bestia bàsica que tira como los dioses, de hombre humilde de trabajo, con las manos duras y àsperas, de esos que no lo hacen, de esos que "montan", aunque suene ordi.
---
-Ah, eh, sì, ni un problema, ¿pero es mucha?, ¿te ayudo?, a, ok, perfecto.
---
El pequeño y destartalado camiòn estaba cargado, de SOBREMANERA, se le habìa pasado la mano al leñerito-bestial, casi me fui de culo cuando vi la cantidad de leña acumulada, igual nunca tan perro, tenìa que ayudarlo, no podìa dejarlo solo descargando toda esa monstruosidad de palos y yo arriba viendo a Madonna. Como tan vaca, como tan hueco, la caguè, asì que decidì, en la mas generosa y sin ninguna intenciòn de dàrmelas de macho del bosque, ayudarlo, porque era como mucho.
---
Vulgarmente, me encaramè en la parte trasera del camiòn, igual me costò, pobre weon, porque el equilibrio nunca ha sido uno de mis dones y como pude, empecè a tirar todos esos palos al suelo, obviamente con un par de grandes guantes y un rollo eròtico-del-bosque de 35 mm proyectàndose en mi pantalla cerebral. Hacìa frìo, comenzaba a escarchar. Entre palo y palo, lo miraba, no en la sicòpata, nunca ha sido lo mìo eso del acoso patòlògico, mas bien soy tìmido y muy cortado cuando estoy con alguien que me gusta, me pongo weòn y no sè que decir, ya saben, la tìpica de la quincerañera trastornada. Me dì cuenta que en realidad no era rico, segùn lo que indica la etimologìa mas cruda de la palabra, sino que era comùn y corriente, pero tenìa un aire de pendejo calentòn, cargante, de esos que pasan por pernos pero que terminan siendo unas bestias en la cama, sorprendentes e impredecibles. No era "puta el medio mino me acostarìa con el ahora", pero la sombra se le dibujaba en la cara y en el overol azul lo suficiente como para estar pensando en èl.
---
La tarde no tardò en esconderse.
---
(...)
---
No tenìa mucho tiempo. Podìa llegar en ese momento o en dos horas mas. El no hablaba, yo tampoco, como si nos diera verguenza decir cualquier cosa. Lo mirè, esta vez detenidamente y notè un pequeño lunar en su cuello. De la calle solo escuchaba los autos que pasaban, apurados, como indicàndome que tenìa que terminar con todo eso. Vulgarmente, nos habìamos hecho mierda, ahì mismo, en esa misma cama que ahora ocupàbamos como dos pendejos risueños, que no se convencen todavìa de lo que acaban de hacer.
---
- No lo hacìa hace mucho tiempo.- le dije, no sin un tono vergonzoso, porque sì, me da lata ser tan moralista y enrollado y no poder pasarla mejor, tener mas citas, conocer mas gente y tirar como mi edad manda. Lo abracè, me acurruquè junto a èl, mi cara sobre su pecho y mis manos sobre su estòmago, rogando que nada interrumpiera ese momento. Tenìa rico olor. Su pecho era tal como lo habìa imaginado, no tan peludo, mas bien normal, pero lo suficientemente poderoso para hacerme sentir protegido.
---
- Tranquilo, no digas nada - me dijo suavemente. De la fuerza mas dirigida habìa pasado a una ternura casi paternal que desconocìa.
---
Pasaron varios minutos, en donde nadie dijo nada. No venìa al caso. ¿Què le iba a decir?. ¿Gracias? ¿Pasa la otra semana y trae mas leña?, a lo mas puto. Nada reemplazarìa ese momento: dos desconocidos, de edades similares, jugando a dormir en una pieza, cargada de ese olor, esas feromonas tan varoniles, tan ricas , tan familiares y distintivas. Su cuerpo parecìa la compañìa perfecta para ese momento, era amplio, musculoso y masculino, no habìa absolutamente nada de su cuerpo, de su piel, de los vellos de su pecho, que no me gustara o que me incomodara. Todo en èl me calzaba perfectamente, todo en èl me volvìa loco y no habìa nada de ese momento, sì, como en las pelìculas pero es verdad, que hubiera querido cambiar.
---
Seguìa abrazàndome, cada vez mas fuerte.
---
- Eres mìo, cagaste. No te voy a soltar, por eso te abrazo tan fuerte - dijo con una risa burlona. Pero estaba siendo sincero.
---
Soltè un leve quejido de aprobaciòn y una risita tonta, casi imperceptible, escuchada solo por èl. No es por ser cursi, pero en ese momento indaguè en esa sensaciòn tan vestigial de pertenencia, en ese vìnculo que con tanta facilidad se puede degenerar. En ese momento, abrazado a èl, sì, le pertenecìa, era suyo. Habìa elegido ser vulnerable con èl. Su mano jugaba con mi pelo. Sus dedos eran largos y su mano me recordaba a mi padre. Era suave, pero àspera donde tiene que serlo, acogedora pero intimidante. Rogaba porque mi madre no llegara. Mi felicidad en esos momentos dependìa de eso. El me gustaba porque parecìa mayor de lo que en realidad era, en la cama era otro, parecìa que lo ùnico que querìa hacer era protegerme, cuidarme, igual que a un niño.
---
- Cuando subìamos, me dijiste que no te gustaba el invierno, que te hacìa mal. En realidad no deberìa terminar, porque ¿cuando se acabe con que excusa voy a venir de nuevo?.- siguiò, con la cara llena de risa. Me hablaba despacio, su voz era suave, grave, no susurraba, solo hablaba como si estuviese disfrutando el momento, nada lo apuraba. Me apretò aun mas y yo me dejaba. Me sentì mejor. Los dos aun sudàbamos; estàbamos pegados, el no paraba de besarme la frente.
---
- Weòn, me estas apretando - le dije, despacio y rièndome. Su respiraciòn era agitada. Tenìa mi mano sobre su pecho y perfectamente podìa sentir como su corazòn bombeaba. Estaba acelerado. Lo mirè, a lo que el respondiò sonriendo y tapàndome. Definitivamente no tenìa ganas de cambiar sàbanas esa noche. Querìa dormir con su olor repartido por mi cama.
---
- ¿Èntonces puedo venir a venderte helados en el verano? - dijo mientras soltaba una carcajada. Sus labios eran gruesos y mientras decìa eso formaban una sonrisa que me pareciò irresistible. El comentario encerraba una inocencia y un sarcasmo que reflejaban todo lo que habìamos vivido y todo (y lo poco) que nos unìa. Eramos distintos. Me susurrò al oido un par de palabras. Se riò y yo tambièn, pero despacio, como si fuèsemos socios en ese crimen. Se tendiò sobre mì y comenzò a jugar con la curva de mi espalda, sus piernas me rodearon, me besò el cuello y los hombros, yo cerrè los ojos, cuando de repente empezò a respirar sobre mi cuello, agitadamente, cada vez mas ràpido.
---
- De pronto, chequeo de realidad. Mis ojos estaban fijos en el camiòn. Me hablaban, era èl, sobre el pequeño camiòn:
---
- Hey, ¿me vas a ayudar a descargar la leña o lo hago yo solo?. No sè cuanto tiempo habìa estado ahì parado.
---
- No, ehm, yo, yo te ayudo.-

5 comentarios:

Javier dijo...

Bella fantasía, bastante como para asustar el invierno austral, jejeje

Daniela dijo...

Muy buen texto, aunque debo decir que sólo por un instante me creí eso de que habías vivido un amor fugaz con el leñador, porque mi racionalidad me hacía pensar que era todo parte de una hermosa fantasía que tuviste.
Habría sido genial que hubiese sido verdad, grandes anécdotas que sumar a tu vida..., pero todavía tienes el próximo invierno =P
Nos leemos!!
Y gracias por los piropos al new look de mi blog.



Yo.

Anónimo dijo...

Que buen post... fue muy real, bien estructurado... me gusto...ademas de lo hot del tema...ja-ja-ja, esop, espero estes muy bien.
Saludos.
Jorge

Anónimo dijo...

Estaba leyendo tu comentario de Otets i Syn" (de Aleksandr Sokurov), en el blog de cine, me tinco mucho...me recordo una pelicula rusa o polaca que creo se llamaba "El Regreso", sobre un padre que se habia ido muchos años antes y aparece en la vida de los hijos dos jovencitos, y se los lleva con el de viaje.... uno esta totalmente de acuerdo con lo que su padre dice (quiere ser querido por el) y el otro esta completamente en desacuerdo, ya que se rebela contra el por el echo de tenerlos abandonados... y al final "el mayordomo es el asesino"...tienes que puro verla, es mas de suspenso... pero a mi me gusto bastante.
Te comento aca esta pelicula porque en el otro blog no se puede dejar comentarios anonimos.
Esop, saludos.
Jorge

PS si la consigo te comento que me parecio, ok

Remus dijo...

Por un momento me creí la historia; bien hot y a la vez romanticona.
Que pena que por acá no se vean leñadores.

Saludos, y gracias por tu comentario.